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portada Descargar ficha PDF Título: Espacio y Tiempo de Fiesta en Nueva España (1665-1760).
Autor: Farré Vidal, Judith Precio: $299.00
Editorial: Bonilla Artigas Editores Año: 2013
Tema: Historia, Teatro Edición:
Sinopsis ISBN: 9786077588788
El libro presenta un análisis de la fiesta en Nueva España, en los años finales del Barroco, como una forma de teatralización del espacio urbano, extraordinaria y efímera por definición. El marco temporal abarca desde el reinado de Carlos II hasta 1760, año en el que Agustín de Ahumada y Villalón, marqués de las Amarillas y último de los virreyes nombrados por Felipe V, deja su cargo. Es un tiempo marcado por sor Juana Inés de la Cruz y otras figuras estelares como Carlos de Sigüenza y Góngora. Son también años cruciales en la configuración y desarrollo de una cultura literaria marcada ya plenamente por el auge de la conciencia criolla. Un periodo, además, en el que el fasto responde a la espectacularidad propia del Barroco, que lo impregna todo de una teatralidad desbordada. Desde esta convención de lo festivo, el libro se orienta hacia las relaciones entre teatro y poder en Nueva España e incorpora la edición crítica de varios textos alusivos.

ÍNDICE
INTRODUCCIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
AGRADECIMIENTOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
I. La fiesta en Nueva España.Tiempo de apariencias . . . . . . . . . . . . . . . 19
II. Puesta en escena bajo una realidad embellecida. Efímero mestizo en el
campo y la ciudad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27
III. Desenlace festivo. Relación del boato e ilusión de un espectador omnisciente
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
* * *
IV. Ocasiones súbitas y de cómo festejar lo extraordinario . . . . . . . . . . . . 71
Descripción de la venida y vuelta de la milagrosa imagen de Ntra. Sra. de los
Remedios a esta ciudad de México el año de mil seiscientos y sesenta y ocho,
atribuida a Alonso Ramírez de Vargas, Cádiz, Jerónimo Peralta, 1725 . . 93
Anexo: Alfonso de Ena, Descripción de la venida y vuelta de la milagrosa
imagen de N. Señora de los Remedios, México, Juan Ruiz, 1668 . . . . . . . 121
V. Rutinas en el calendario y espacios estables para la celebración . . . . . 127
Juan Antonio Ramírez Santibáñez, Pierica narración de la plausible pompa
con que entró en esta imperial y nobilísima ciudad de México el Exmo. señor
conde de Paredes, marqués de la Laguna, virrey gobernador y capitán general
de esta Nueva España, México, Francisco Rodríguez Lupercio, 1680
[fragmento] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 148
VI. Humoradas y máscaras facetas.Tiempo de burlas y veras universitarias . . 173
Joseph de Villerías, Descripción de la máscara y paseo con que la real universidad,
nobleza y pueblo de esta imperial corte de México celebró la posesión de
la cátedra de vísperas de teología que obtuvo el Rmo. P. M. Fr. Joseph de las
Heras, México, por los herederos de la viuda de Francisco Rodríguez
Lupercio, 1721 [fragmento] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 188
VII.Pasatiempos de intramuros. El teatro en los conventos femeninos . . . . 207
Sainete y fin de fiesta al recibimiento de los excelentísimos marqueses de las
Amarillas, virreyes de este reino, en el Colegio de San Miguel de Belem, atribuido
a Cayetano Cabrera y Quintero (1756) . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221
* * *
GLOSARIO FESTIVO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 295

INTRODUCCIÓN
Este libro se plantea estudiar cómo era la fiesta en Nueva España en los
años finales del Barroco, entendida como una forma de teatralización del
espacio urbano, extraordinaria y efímera por definición. Conviven en ella,
bajo porosos márgenes, las necesidades lúdicas más elementales de la sociedad
y el propósito de autorrepresentación simbólica del poder; así también
conviven las circunstancias celebrativas de orden civil y del ámbito religioso
junto a las rutinas festivas del calendario ordinario y las repentinas eventualidades
conmemorativas. El marco temporal abarca el reinado de Carlos
II, porque se trata de uno de los periodos menos transitados críticamente y
porque, en el caso específico novohispano, es el tiempo de sor Juana Inés de
la Cruz y de otras figuras estelares como Carlos de Sigüenza y Góngora.
Son, además, años cruciales en la configuración y desarrollo de una cultura
literaria marcada ya plenamente por el auge de la conciencia criolla. Precisamente
por esa razón, el molde temporal del reinado del último de los
Austrias resultaba insuficiente, y de ahí que el estudio se proponga avanzar
hasta mediados del siglo XVIII. El relevo de dinastías en la monarquía hispana
no significó un cambio en el ceremonial celebrativo de Nueva España y,
por ello, el estudio se fija como límite 1760, el año en el que Agustín de
Ahumada y Villalón, marqués de las Amarillas y último de los virreyes nombrados
por Felipe V, dejaba su cargo. A partir de esa fecha, empezarían a
ejercerlo los mandatarios nombrados por Carlos III y las reformas borbónicas
sí supondrían un cambio fundamental en la dinámica social _y festiva_
del virreinato.
En dicho periodo, el fasto responde a la espectacularidad propia del
Barroco, en la que todo se impregna de una teatralidad desbordada y en la
que el horizonte de expectativas se sitúa en la órbita de la suspensión, ya sea
para «detener o parar por algún tiempo o hacer pausa», ya sea «para arrebatar
el ánimo y detenerlo con la admiración de lo extraño o lo inopinado de
algún objeto o suceso» _según las acepciones que dicta el Diccionario de
Autoridades_.Y, bajo esas especiales y extraordinarias coordenadas, la fiesta
se convierte en un marco hábil para el cultivo de las apariencias, donde el
espacio cotidiano se transforma en una realidad embellecida, en la que
adquiere plena vigencia la lectura simbólica de lo cotidiano.
Desde esta convención de lo festivo, las siguientes páginas buscan orientarse
hacia las relaciones entre teatro y poder en Nueva España. De ahí que
una de las preguntas fundamentales en cada uno de los capítulos haya sido
plantearse quiénes eran los principales artífices del fasto: bien como mecenas,
bien como actores participantes o como público espectador. Al hilo de
esa cuestión, surgía otro de los argumentos sobre los que ha ido discurriendo
este estudio, los distintos espacios de representación.
La llegada de Cortés al Nuevo Mundo llevaba consigo un esquema
ceremonial y celebrativo heredado del modelo renacentista italiano, aunque,
desde fechas muy tempranas, se vio influido por los especiales condicionantes
que imponían el espacio americano y sus naturales. Abordar el
tema bajo la fórmula de efímero mestizo _acuñada por Víctor Mínguez_
significa tener en cuenta que el proceso de culturalización de América fue
bidireccional y que las sociedades indígenas desempeñaron en él un papel
propio. En esta intersección festiva prevaleció el modelo europeo, aunque
lo prehispánico primero y, más adelante, lo criollo enriquecieron el universo
simbólico y ceremonial de la celebración. Sólo así podía cumplirse la
función persuasiva de la fiesta, en la que las élites letradas _la fortaleza docta
que estudia Magdalena Chocano_ desempeñaron un papel protagonista
como portavoces de una sociedad emergente, que buscaba trazar su propio
modelo iconográfico y la creación de la comunidad imaginada de la nueva
nacionalidad.
Espacio y tiempo de fiesta en Nueva España (1665-1760) discurre simultáneamente
entre el medio urbano y el simbólico, una confluencia que justifica
la distribución de los capítulos bajo dos apartados generales. Así, el primero
trata sobre las claves simbólicas que, como ejes metafóricos en el
espacio y el tiempo ordinarios, rigen los tiempos de la fiesta: el primer capítulo
aborda los parámetros generales del fasto y su prevención como un
tiempo extraordinario; el segundo se centra en su lapso de ejecución y en
cómo las apariencias convierten el marco cotidiano en una realidad embellecida.
Finalmente, este bloque inicial se cierra con el desenlace del fasto y
en cómo se traduce la ilusión de culminar lo efímero por medio de su relación
impresa.
10 Judith Farré Vidal
Desde las líneas generales apuntadas en la primera parte del libro, el
segundo bloque contiene cuatro capítulos que analizan, por un lado, sendos
tiempos festivos: las ocasiones súbitas y las rutinas del calendario y, por otro,
dos espacios festivos propios de las élites letradas: el abierto de las máscaras
facetas de la universidad y el cerrado de los pasatiempos conventuales. En
todos los casos, cada uno de estos cuatro capítulos acaba con la edición crítica
de un texto alusivo. Los criterios de edición de dichos textos, en ocasiones
fragmentos, modernizan la ortografía de lo que no presenta distinto
valor fonológico, tanto en lo que respecta a las grafías como a la acentuación
y a la puntuación. Entre corchetes se marcan las palabras reconstruidas
por conjetura. Para cada obra, se incorpora una nota inicial, donde se menciona
el origen del texto en el que se ha basado la transcripción.
El primer capítulo, La fiesta en Nueva España.Tiempo de apariencias, presenta,
a modo de introducción, las claves genéricas sobre las que puede trazarse
el panorama festivo novohispano. Desde las convenciones generales,
considero los rasgos propios del efímero mestizo y cómo quizá sea su carácter
aglutinante el rasgo que mejor defina los códigos y las prácticas festivas en
Nueva España. Desde la peculiar dinámica que impusiera el proceso de
evangelización, y partiendo del hecho de que los indios seguían siendo a
mediados del siglo XVII una de las partes más importantes de su público, la
fiesta lo amalgama todo. Es así como se consolida la permeabilidad de fondo
entre lo sagrado y lo profano, como la mitología clásica se combina con la
prehispánica o con la historia, y como, desde un nivel más superficial, se
integran, por ejemplo, los tocotines y otras prácticas festivas prehispánicas
en el ceremonial. Es este un paso más hacia el reconocimiento del espacio
propio, el sentido de pertenencia a un lugar sobre el que se irá cimentando
el imaginario colectivo de la diferencia.
Puesta en escena bajo una realidad embellecida. Efímero mestizo en el campo y
la ciudad aborda las diferencias en el ornato del espacio festivo, según sea un
ámbito urbano o rural. Respecto a la ciudad de México, la idea clave no es
otra que considerar la omnipresencia y la movilidad de los virreyes y de las
autoridades eclesiásticas, que convirtieron toda la ciudad en una especie de
escenario itinerante, desbordante. Además, otro aspecto que hay que tener
en cuenta es que la ciudad seguía urbanizándose y que las nuevas construcciones
se sucedían con gran rapidez. Las edificaciones de nuevos templos y
sus consiguientes (y fastuosas) dedicaciones fueron un ejemplo de la estrecha
relación que la fiesta mantenía con el urbanismo. En el ámbito rural, el
aspecto más sobresaliente proviene del mayor arraigo de las tradiciones pre-
Introducción 11
hispánicas. Las relaciones de festejos rurales son más bien escasas, por lo que
el capítulo considera el análisis de un festejo en Antequera para conmemorar
el nacimiento de Carlos II, celebrado en 1662, para así extraer las pautas
principales de la fiesta en un medio no urbano.
El tercer capítulo, Desenlace festivo. Relación del boato e ilusión de un espectador
omnisciente, se plantea cómo la relación del fasto recrea la noción de un
espectador omnisciente. Este apartado, que cierra el primer bloque, es, a la
vez, su colofón, pues considera la impresión del festejo en una relación que
trasciende el espacio y el tiempo del ritual festivo. El testimonio escrito
representa, por un lado, la oportunidad de que permanezca la experiencia
del fasto y de esa realidad embellecida, y, por otro, permite revelar todas las
claves de su entramado, desde la explicación simbólica de las arquitecturas
efímeras y de sus entresijos técnicos, hasta la identidad de sus mecenas. La
noción de espectador omnisciente, como artificio literario que describe la
recreación y actualización del fasto en el presente de la escritura, posibilita
examinar a la vez todos los tiempos festivos: la vívida descripción del fasto
de la celebración se solapa con las razones simbólicas que explican la alegoría
y con el elogio a sus mecenas, que subyace en todo el diseño. El impreso,
apelando a un ideal espectador omnisciente, evoca una renovada puesta en
escena, en la que cabe leer la magnificencia de su ejecución y las razones
técnicas y simbólicas que se proyectan en el encomio de sus patrocinadores.
Ocasiones súbitas y de cómo festejar lo extraordinario trata sobre las fiestas
repentinas, sin distinguir entre ceremonias de orden religioso o civil. Se inicia
con un repaso de las principales circunstancias extraordinarias que podían
conmemorarse. Sobresalen, por un lado, beatificaciones, canonizaciones
y dedicaciones de templos religiosos, y, por otro, nacimientos, bodas y
entronizaciones reales. En todos los casos se constata un mayor derroche
económico, que se traduce en una declarada búsqueda de efectismo, que
pretende hacer más memorable lo extraordinario de la celebración. El texto
editado está formado por unas quintillas a la venida y vuelta de la Virgen de
los Remedios (1668), que tradicionalmente se habían atribuido a Alonso
Ramírez de Vargas y cuya autoría, a partir de un ejemplar único e incompleto
depositado en la biblioteca John Carter Brown, me inclino a poner,
como mínimo, en duda. Este ejemplar, que firma fray Alfonso de Ena, se
reproduce como anexo al capítulo.
El siguiente capítulo, como precisa su título, se ocupa de las Rutinas en el
calendario o espacios estables para la celebración. En la misma línea que el anterior,
constata cómo no es posible distinguir entre las fiestas ordinarias de
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carácter civil (san Hipólito) y las de carácter religioso (Corpus). Si bien es
el Corpus la festividad que orientó, desde la misma llegada de Cortés, el
desarrollo de los protocolos para el resto de festividades, el capítulo versa
sobre una de las celebraciones cardinales en el calendario novohispano: el
ceremonial de bienvenida a un nuevo virrey o a un arzobispo, que se convierte
en un ejemplo paradigmático para trazar las claves de la fiesta novohispana,
pues, como rutina festiva que se renueva con la llegada al poder de
cada nuevo mandatario, integra todos los elementos espectaculares del
barroco efímero novohispano (procesiones, arcos de triunfo, teatro, música,
toros, fuegos artificiales y demás prácticas festivas) y aglutina a todos los
sectores sociales de la Colonia. El texto editado es un fragmento de la Pierica
narración, la relación en verso que Antonio Ramírez Santibáñez escribiera
a raíz de la entrada del conde de Paredes en la ciudad de México en
1680.
Humoradas y máscaras facetas.Tiempo de burlas y veras universitarias se ocupa
de los festejos patrocinados desde la universidad, ya que una parte importante
de las celebraciones extraordinarias que se sucedieron en la capital
novohispana fueron las propias del ámbito universitario: procesos de provisión
de cátedras, ceremonias de nuevos doctores, rectores y consiliarios... La
universidad era una corporación formada por estudiantes, maestros y graduados
y, en muchos casos, tales estudios se entendían como un medio de
reconocimiento y de promoción social, del que salían muchos de los funcionarios
de la administración civil y eclesiástica de todo el virreinato. Este
aspecto, unido a que sus normas de acceso eran muy restringidas y elitistas,
ayuda a entender el exhibicionismo que envolvía las celebraciones en torno
a dicha élite letrada y sus ascensos en la institución, los cuales se escenificaban,
además, en los recorridos urbanos propios de las otras grandes conmemoraciones.
Resulta curioso ver cómo en esas celebraciones se combinaba
siempre la parte seria y la faceta. Sin duda, la parte faceta, que dio lugar a
curiosas y estrafalarias humoradas, es la de mayor interés, pese a las numerosas
prohibiciones que intentaron coaccionarla hasta bien entrado el siglo
XVIII. El fragmento que se edita es la máscara faceta que se celebró en la
posesión de la cátedra de vísperas de teología obtenida por Fr. Joseph de las
Heras (1721).
En contrapartida a la exhibición y ocupación espectacular del espacio
público del capítulo sexto, Pasatiempos de intramuros. El teatro en los conventos
femeninos se ocupa de los festejos que tuvieron lugar en las clausuras femeninas.
Además, por contraste con las formas festivas de la universidad, este
Introducción 13
capítulo se justifica porque el convento novohispano, por su cercanía a la
corte, ofrece unos rasgos peculiares, distintos de los de la clausura femenina
en la península.
Como han puesto de manifiesto los estudios acerca de los rasgos históricos
de la vida monacal femenina, la especial mezcla entre lo espiritual y lo
material hace difícil encontrar un patrón definitorio de su funcionamiento.
La peculiar sociabilidad que regía el ambiente conventual femenino convirtió
a estos lugares de recogimiento en verdaderos epicentros de la sociedad
colonial. La visita de los virreyes y de su comitiva a la clausura era una
práctica habitual que, como una curiosa manifestación de devoción cortesana,
propiciaba constantes festines, en los que las monjas agasajaban a sus
huéspedes con representaciones teatrales. Esta feliz circunstancia ha propiciado
que, entre los pocos textos dramáticos conservados de la época, figuren
diversas piezas escritas con ocasión de estas visitas.
El capítulo analiza las características de estas representaciones encomiásticas,
de carácter alegórico y ambientación mitológica, a partir de una de las
escasas obras conservadas del siglo XVII: el Festín plausible, que Joseph de la
Barrera escribió para el agasajo de los condes de Paredes en el convento de
las Clarisas en 1681. El texto que se edita y que concluye el capítulo es el
sainete atribuido a Cayetano Cabrera Quintero, a raíz de haber recibido el
Colegio de San Miguel de Belén, en 1756, a los marqueses de las Amarillas.
La pieza muestra el otro registro que, junto al alegórico, imperaba en este
tipo de visitas cortesanas a los conventos, y que recoge en clave dramática la
vida cotidiana en la clausura.
Como coda, un Glosario festivo pretende registrar todos aquellos términos
relacionados con la ejecución de la fiesta. Se trata del léxico que con
más frecuencia aparecen en las descripciones impresas de la época. El repertorio
abarca, fundamentalmente, lugares de la geografía urbana representativos
del trazado festivo de la capital novohispana; materiales y personajes
necesarios para su ejecución; géneros literarios y parateatrales; elementos de
la arquitectura efímera; vestuario y disfraces; bailes e instrumentos musicales,
así como ocasiones y prácticas festivas. El criterio general para incluir
una determinada cita con la que ilustrar una entrada específica del glosario
ha sido su capacidad para aportar información precisa sobre su ejecución,
por lo que en muchos casos el contenido puede completarse gracias a varias
entradas diferentes del glosario. En esos casos, se indica mediante Ver., que
señala la cita explícita numerada entre paréntesis de la entrada del glosario,
a la que también puede acudirse para ampliar su descripción.Algunas entra-
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das contienen subapartados, que se refieren a variantes o a aspectos que
desarrollan la entrada principal; se indican en negrita, sin versales y con un
aumento de sangría. En algunos casos, cuando son términos muy específicos
o mexicanismos, he optado por incorporar en nota al pie una definición
de la palabra, que preceda a los fragmentos que la ilustran.
La idea de este compendio, que, pese a la intención de que sea exhaustivo,
con toda seguridad habrá podido dejar pasar algún término susceptible
de ser anotado, surge de un vaciado inicial del Diario de sucesos notables
(1665-1703), de Antonio de Robles, en el que, bajo la forma de un calendario
festivo, se volcaba una circunstancia conmemorativa y su descripción
correspondiente.A raíz de la recopilación en orden cronológico, y tras
constatar la repetición de varios términos en la descripción de las circunstancias
festivas, surgió la idea de ordenar la información a partir de dichas
coincidencias léxicas, que podían sintetizarse en las distintas entradas de
este glosario festivo. En la conversión del calendario a glosario festivo, se
incorporaron también referencias procedentes de los impresos que describen
las entradas de virreyes y/o arzobispos en la ciudad de México y/o en
Puebla durante esos mismos años, y otros cuatro testimonios impresos de
festejos religiosos extraordinarios _algunos de los más significativos del
periodo_. En estos casos, no se han añadido las descripciones de las metáforas
y emblemas del diseño iconográfico de cada entrada pública, únicamente
las explicaciones trazadas en torno a su ejecución, tal y como se hizo
con la información extraída del Diario de Robles.
Lleida, 19 de agosto de 2012

Judith Farré Vidal, doctora por la Universidad de Lleida, ha sido profesora en el Instituto Tecnológico de Monterrey, México, y miembro del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt (2003-2008). Ha dirigido varios proyectos de investigación sobre teatro y poder en Nueva España y actualmente es investigadora Ramón y Cajal del CSIC (CCHS, Madrid).
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Última actualización: Jul 2019