Juanelo Turriano, Pedro Juan de Lastanosa, Juan de Herrera y Jerónimo de Ayanz estaban provistos de una mentalidad científica nueva, derivada tanto de la teoría como de la experiencia y vinculada al servicio del estado.
Pero la monarquía no fue capaz de asumir la empresa de modernización científica y tecnológica necesaria. El ansia reformista se irá diluyendo durante el siglo siguiente hasta convertirse en queja y pesimismo, contentándose el sentimiento de orgullo hispano con recrear alegóricamente las glorias del pasado.