La Amazonía es inmigrada por muchos como el último paraíso, sólo que para unos debe ser conservada y protegida, mietras que para otros debe ser colonizada. Si bien las sociedades andinas han mantenido relaciones seculares con las tierras bajas orientales, a partir de la ilustración y sobre todo del imaginario republicano concibieron la selva como un nuevo Dorado promisorio.