El estado constitucional es producto del devenir humano en todas sus manifestaciones. Suele suceder, sin embargo, que extraviemos el camino de este aspecto en su estudio, atendemos a la dogmática constitucional en cuanto a su eficacia o funcionalidad y abandonamos la percepción ontológica de los contenidos para contemplar su dinámica como si se tratara de una estructura mecánica.