Un número, pues, que al ir hacia el pasado y reconocer a los grandes escritores del Medio Siglo, no se olvida del presente, un presente huidizo, pero que Revuelta se propone asir, a riesgo de no lograrlo. Quizá este es el gran aprendizaje que se deriva de la generación de la Casa del Lago: la imposibilidad de afianzar el instante.