Costumbre acendrada y uso inextricable de la confusión mexicana sobre los usos del afecto, el encarguito -cosa y mensaje, objeto y símbolo- es una elaborada forma de la pesadilla. La elección del objeto a encargar cae dentro de lo que en teoría de la mexicanidad se conoce como "ocurrencia" o "detallito", fenómeno que consiste en aplicarse con ingenio a la minuciosa confección de un disparate.