Meses antes de fallecer, Diego Rivera estableció un fideicomiso en el Baco de México, en el que dejaba sus bienes al pueblo de México. Ahí quedaba estipulado que donaba la casa que había permanecido a su esposa Frida Kahlo, situada en Coyoacán, así como muebles, obras de arte y objetos que habían pertenecido a ambos y que se encontraban en ella.