Si bien el fundador del pesimismo desaconsejó en todos sus escritos llegar a tal extremo, fue generoso a la hora de diseminar a lo largo de sus obras insultos, improperios, ofensas, escarnios y sentencias tajantes que, reunidas en orden alfabético en esta obra nos muestran una de las caras más atrabiliarias y políticamente incorrectas de el filósofo de Danzing.