Este ensayo ofrece un doble recorrido: por un lado, el del examen de la naturaleza humana a la que se atenía el novelista ruso y, por otro, el de las interpretaciones más representativas, desde Nietzsche hasta Freud, a las que habría de verse sometido. Si la libertad de la ficción no es moralmente incondicional, la tergiversación de Dostoyevski a la que responde la cita de Lukács podría iniciar el riesgo de buscar en la literatura la fuente de una revelación.