El Barroco - entre 1.600 y 1.770 - tuvo sus inicios en Roma y desde allí extendió su influencia a las demás cortes europeas. Lo papas, los reyes y la alta nobleza utilizaron la arquitectura y las artes plásticas para crear el escenario del gran teatro del mundo. Polos opuestos a la pompa de la corte papal lo constituyen - como fiel reflejo de la vida burguesa - la pintura holandesa del siglo XVIII y el Rococó, más íntimo, del siglo XVIII.