El libro y el mundo editorial se sitúan en el núcleo del debate actual sobre la necesidad de promover la diversidad cultural en el contexto de la mundialización y de la concentración de las industrias culturales, teniendo en cuenta el predominio del factor económico.
Al lado de los grandes grupos editoriales, sometidos a una exigencia de rentabilidad no siempre fácil de conciliar con las lógicas de producción intelectual y cultural, parece importante que siga vigente una actividad editorial descubridora de talentos, productora de libros de debate, portadora de alternativas. Esta bibliodiversidad debe ser reconocida, protegida y promovida*.