Tal vez para definir lo que queremos ser, o a quien queremos parecernos, se necesita sólo paciencia y sentido común; o tal vez no, y se requiere algo más; quién sabe. Lo cierto, en cualquier caso, es que si se lo propone con convicción, un niño puede llegar a ser cualquier cosa: un elefante, un chango, una mariposa o, incluso, una rana. Sólo tiene que encontrar lo que no quiere ser, y descartarlo. ¿Quién eres tú? es una ayuda: la pregunta que ayuda a descubrir.