Dice la tradición que nuestro país tiene forma de cuerno de la abundancia y es rico en recursos naturales, pero en realidad esta compuesto de ambientes frágiles que, generación tras generación, nos hemos encargado de arrasar. a una velocidad atemorizante los ríos se convierten en desaguaderos, los bosques en leña, las costas en basureros, los manglares en hoteles de lujo, las cañadas en rellenos sanitarios. y el clima cambia.