Medio siglo después de su debut en México, María Callas (1923-1977) regresa simbólicamente al Palacio de Bellas Artes, el mismo recinto que la vio y la escuchó triunfar en 1950, 1951 y 1952. La que ha sido considerada una de las cumbres más altas del mundo de la ópera y la soprano absoluta de todos los tiempos, retorna a México a través de una muestra iconográfica que se presentó antes de Nueva York, lugar de nacimiento de la cantante.
A través de imágenes fotográficas -muchas de ellas inéditas-, dibujos de diseños escenográficos, material hemerográfico, documentos, vestuario y objetos personales, María Callas vuelve a uno de los primeros países donde su genio fue aclamado; un país, el nuestro, que sin exageración fue para ella decisiva plataforma, pues luego de las temporadas que cumplió aquí creció su fama, se amplió su horizonte y comenzó propiamente la leyenda.