Nos habla del miedo de los occidentales al sida, pero sobre todo del terror y el dolor de los africanos afectados, privados de recursos y fármacos. Y también nos habla de los pequeños libros de recuerdos, escritos por enfermos de sida que quieren dejar un testimonio de sus vidas, para que sus hijos puedan recordarlos: unas palabras, una foto, una mariposa insertada entre las páginas.