Todo el enigma del trópico latinoamericano se puede reducir a la fragancia de una guayaba podrida, afirma Gabriel García Márquez durante su conversación con Plinio Apuleyo Mendoza, su amigo desde la juventud, a quien el novelista colombiano descubre lo que piensa de la literatura, fama, política, poder, mujeres...
García Márquez habla de su amistad con Fidel Castro, Mitterrand y Torrijos, así como de su compromiso en la defensa de los derechos humanos. "Esta en mi carácter, y ya lo he dicho en muchas entrevistas: nunca, en ninguna circunstancia he olvidado que en la verdad de mi alma no soy nadie mas que uno de los dieciséis hijos del telegrafista de Aracataca."