La producción y consumo de las bebidas alcohólicas ha formado parte constitutiva de múltiples sociedades a lo largo del tiempo. Sin Embargo, más allá del empleo de ditintas materias primas y procesos de fabricación, cada bebida ha ido configurándose históricamente hasta acabar ocupando un lugar específico en dichas sociedades, un territorio de significación que le ha dado su contorno y una complejidad cultural concreta.