En el año 2003 se reunió casi una veintena de escritores que tenían en común varias cosas: todos eran menores de 30 años, todos eran dramaturgos, y todos tenían al menos una obra premiada, publicada o estrenada ( y otras más en proceso o en el cajón ), a pesar de las diferencias estilísticas o temáticas, los unía su necesidad de dar a conocer su trabajo con más amplitud en un medio dominado por los directores y los dramaturgos consagrados.