Escribimos y leemos todos los días (leemos anuncios, propaganda, instructivos y hasta libros; escribimos recados, informes, recetas, y aun poemas). Para hacerlo mejor, para entender más a fondo lo que leemos y expresar más claramente lo que queremos comunicar, conviene no sólo estar al tanto de teorías y reglas, sino tomar conciencia de lo que hacemos y, sobre todo, tener una práctica constante.