A principios del siglo XIX la desintegración de la monarquia española desató en la América Ibérica un proceso de reformulación y recomposición política. Los desafíos de las nuevas comunidades fueron múltiples, entre ellos, la definición de la forma de gobierno a adoptar. En este contexto, este libro centra su estudio en la gravitación que la cultura política liberal, y en especial el constitucionalismo, tuvo en el proceso que desembocó en la promulgación de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos de 1824.