El primero de julio de 1858 fue un día en el que en opinion de J.J. Bennett, secretario de la sociedad Linneana de Londres, no pasó nada relevante para el desarrollo y porvenir de la ciencia. Ese primero de julio se presentaron tres escritos, a nombre de los naturalistas ingleses Charles Darwin y Alfred Russel Wallace, en los que de manera concreta se daban a conocer las ideas que han revolucionado el pensamiento sobre la naturaleza orgánica y han impactado en diversas esferas de la ciencia y del pensamiento humano: la teoría de la evolución por medio de variación y selección natural.