Unidos en una complicidad que todos consideraríamos dolorosa y aquí aparece con la pincelada gratificante del humor del humor, los pacientes del Doktor Viktor Zorasky se reúnen para dejarnos atisbar sus historias y permitirnos juzgar lo que él llama « una realidad intransferible y distinta la del resto de los mortales: el insomne que encuentra en la noche la fractura de la realidad ordinaria, solar, y su llegada a un estado que pronto se descubre como privilegiado. En el espacio que se da entre la vigilia convencional del hombre gregario, productivo, y el sueño de quien llegó a él sin el tránsito por la duermevela o el insomnio calculados, este libro nos propone una realidad difusa e incierta para sus historias y personajes: ciudades ilusorias y ominosas, parejas de acróbatas en juegos de amor y de muerte, una cama enorme para hombres abandonados por sus mujeres, un mundo subterráneo donde se desarrolla una conjura de peatones que arrastran un pasado anarquista.