Los movimientos sociales que tienen un elevado costo en vidas y en patrimonio suelen ser criticados por quienes resultan perjudicados al alterarse el orden establecido o por quienes consideran que se pudieron conseguir los mismos resultados con mecanismos menos cruentos. La Revolución Mexicana presenta flancos favorables a la crítica. Fue un movimiento, nos dice el autor, que algunos siguen cuestionando a pesar de que ha sido el más popular y el que logró la etapa más larga de estabilidad política e identidad nacional. La herencia de la Revolución Mexicana está latente en muchas conquistas sociales y en muchas instituciones republicanas; sin embargo, hay que reconocer, dejó omisiones y errores. Ante la evidencia de que no podemos renunciar a nuestra historia, el autor encuentra que los rasgos de originalidad de la Revolución Mexicana y su desempeño en buena parte del siglo XX significaron un impulso decisivo en el devenir histórico del país. El aprovechamiento o desperdicio de toda esta herencia, positiva o negativa, es responsabilidad de las generaciones presentes y futuras.