Alguien enciende un cigarro y las alarmas se activan. Adelantas la nariz para inhalar un poco y gozar la rebeldía de algún extraño que no tardarán en encontrar para darle un escarmiento. El bajo mundo continúa su mercado negro de tabaco y aveces te gustaría infiltrarte con estos revolucionarios, pero nunca has tenido el suficiente coraje.