En estas páginas se cuenta la historia de ocho personas que en el transcurso de tres años se convirtieron en noventa mil. Era el verano de 1912 cuando un cantero, un sastre, un carbonero, un herrero, un mecánico, un carpintero, un mesero español y un exmilitar colombiano fundaron el Grupo Anarquista Luz con la intención de divulgar entre los trabajadores de la ciudad de México la idea anarquista valiendose de una escuela y un periódico. Un par de meses después este pequeño grupo se transformo en la Casa del Obrero. En breve logró ser la organización de trabajadores más poderosa de la capital y del país, así como un elemento clave de las luchas sociales de la Revolución mexicana, capaz de colocar el tema obrero en la agenda de un país mayoritariamente campesino.