La arquitectura no se piensa en Volumen simplemente como obra de arte, sometida a los imperativos de representación y de expresión que la estética querría que respetara, ni como guardiana monumental de la memoria, ni como modelo de una pura construcción racional.
Este libro sustrae de la arquitectura reapropiaciones filosóficas y políticas, que describen la irreductible experiencia del espacio al que nos lleva, sin retroceso posible. Porque el espacio comparte nuestra existencia -subjetiva o colectiva- de tal manera que nunca es totalmente propio ni totalmente ajeno. La obra arquitectónica jamas es un objeto.
Por otra parte, se va examinar cómo, desde los griegos, la arquitectura pudo ser considerada como una metáfora del poder político, y por qué, en la Alemania de los años treinta, un tirano pudo identificarse con una figura autoritaria y voluntarista del arquitecto.