En los dos tomos que componen esta obra, la autora analiza las posiciones políticas y sociales sostenidas por los obispos mexicanos, desde 1831 hasta 1878, ante los esfuerzos del Estado por restringir su libertad, autonomía y bienes. La postura que aquéllos tomaron durante este periodo funciona como el hilo conductor del estudio, a la vez que da cuenta de la historia nacional y regional del país desde una perspectiva generalmente omitida. El segundo tomo revisa la época durante la cual el obispo de Puebla, Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, asumió la dirección de la Iglesia y del Partido Conservador. La autora muestra la evolución del pensamiento del eclesiástico desde la intervención extranjera hasta el fracaso de la monarquía.