El quid de cualquier relato que pretenda ser terrorífico es simplemente la violación o superación de una ley cósmica inmutables - un imaginativo escape de la aburrida realidad-, donde los héroes son los fenómenos y no las personas.
La literatura de Howard Phillips Lovecraft (1890-1937) es realista y ambiental, limita su desviación de la naturaleza al canal sobrenatural elegido y sus escenarios, el tono y los acontecimientos son más importantes que los personajes y la acción misma.