Un Bioetisista debe, como amante de la vida que es, no dejarse arrastrar por las corrientes de opinión tan variables de siglo en siglo y de generación en generación ni de las posturas utilitaristas, Y tener el suficiente discernimiento para saber cuándo y cómo canalizar su vocación de paz, que es amor y respeto a la vida, al hombre y a la naturaleza.