Desde sus primeros intentos por definir el fenómeno poético, Octavio Paz se aproximó a la tradición hermética del romanticismo europeo que, iniciada en Alemania y en Inglaterra a fines del siglo XVIII, se mantuvo viva en el simbolismo, formó parte de las vanguardias a través del surrealismo, viajó a América con la poesía modernista y se hizo presente en la ola neorromántica de la poesía en la lengua española de las décadas de los años veintes y treintas del siglo XX