Como la piedra en la superficie de un río, que soporta el cauce sin cesar, el sol y la lluvia, el viento, la tormenta, la calma, el frío y la soledad, y que espera, antes que triunfar o sobrevivir la catástrofe, hacer fuerte y resistir para ser y seguir: seguir siendo quien espera, seguir siendo quien ama, seguir siendo en todo momento un ser en el dominio de los sentidos.