La España neutral, periférica y marítima, se convirtió en un escenario más de la Gran Guerra que mantivieron los aliados frente a las potencias centrales. Estaban en juego el comercio y las comunicaciones entre el Atlántico y el Mediterráneo. Pero a partir de un planteamiento defensiovo frente al espionaje y al sabotaje alemán en el Estrecho de Gibraltar, los objetivos de Francias y Gran Bretaña sobre el terreno se hicieron más ambiciosos.