La Declaración Universal de Derechos Humanos es el punto de partida con el que las sociedades de posguerra decidieron reconstruir el mundo. La redacción de este documento oculta tras de sí la historia de un grupo de personas que, sobreponiéndose a los horrores de la guerra y a la pugna de intereses de la Guerra Fría, lograron discutir, redactar y finalmente promulgar un documento donde quedan exorcizados para siempre delitos como la tortura y la esclavitud, y donde se garantizan libertades básicas para la vida de cualquier ser humano.