El catolicismo de América Latina tuvo multitud de manifestaciones religiosas sincréticas que se integraron a un proceso inagotable de cristianización, lo que permitió a la iglesia católica consolidad y mantener su hegemonía durante cuatro siglos y medio. Sin embargo, desde los primeros años de la segunda mitad del siglo XX, debido a la proliferación de otros movimientos religiosos, esta hegemonía se vio amenazada y el mapa religioso empieza a transformarse.