Joaquim Machado de Assis (1839-1908) empezó escribiendo por un tipo de necesidad y terminó haciéndolo por otra. Entre aquel joven autodidacto y tipógrafo de imprenta que mandaba cuentos costumbristas a revistas para sobrevivir y el hombre al que hoy se recuerda como el padre inexpugnable de la literatura brasileña, sus libros fueron cambiando y él desplegando un sarcasmo y una ironía nunca alejados de la sensatez y los sentimientos, siempre dispuestos a hundir el bisturí en el absurdo destino que la humanidad parecía ir eligiendo para sí misma.