... La risa viene de un lector sorprendido, de un sentido entrevisto: pero la euforia misna que ella supone prepara a maravilla la extrema atención que exige el simple deciframiento del texto: en adelante el lector no puede menos de abrirle cierto crédito que era, sobre todo, lo que Joyce necesitaba. Y pronto uno sospecha que su risa no es otra cosa que un juego gratuito: una "captatio benevolentiae'' y hasta "voluntatis'',
El paso que dará luego el lector es, si ha reído, tomar conciencia del simple hecho de que ha comprendido algo, aun cuando haya sido sin saberlo o contra su voluntad, Y, precisamente, como es sólo al pasar que ha comprendido algunas palabras, y como continúa siempre adelantado o atrasado con respecto a su lectura, con raras cioncidencias, resonancias y algunas palpitaciones, concluye afirmando, en efecto, por haber comprendido algo, la comprensibilidad del texto entero. Y ese pso, Joyce lo esperaba: quiero decir que Joyce especula sobre la comprensibilidad de su texto, como tal, en tanto que posibilidad pura y bóveda teórica, y no experimenta acto continuo la necesidad de convertirla en significación