Las formas de hacer política en el México del siglo XIX eran de lo más diversas y no siempre tuvieron el mismo peso. Inlcuyeron desde la interacción personal apoyada en las redes sociales más tradicionales hasta la acción asociativa: desde la arenga pronunciada en la plaza pública o el sermón en el púlpito, hasta los agudos debates parlamentarios: desde los corrillos formados en palacio hasta la movilización callejera: y desde los coloquios organizados en torno al café, la tertulia y el gabinete de lectura hasta el pronunciamiento militar. Pero entre estas maneras de hacerse oír, de negociar, de dirigir o de gestionar, la prensa periódica y las elecciones tuvieron un lugar central a lo largo de todo el siglo.