El fondo histórico de los grandes pueblos, su plaasma vital, está constituido por hechos trágicos que de cuando en cuando sacuden la conciencia colectiva. Tal es el caso que presenta la Apologíá de Platón, quien con su habitual sentido dramático relata el proceso que llevó a la muerte de Sócrates, el celebrado maestro ateniense de la virtud y del bien. Fue, medido hoy a la distancia, un crimen legal, empujando por el rencor, amparado por la impiedad y la superstición que como fuerzas oscuras alentaron el tema del escándalo en la gran ciudad.