La niñez es un tiempo mítico personal donde se origina el yo capaz de hablar de sí mismo, donde su prehistoria cede el paso a una historia que lo concierne. Contar la propia infancia reconstruye hacia atrás el tiempo, echa el ancla en el pasado, en un cierto mundo físico, mental y afectivo. Pero, como todo mito, la niñez pervive más allá de su momento, impregna la vida entera, y contarla supone también un modo de hablar del presente