Escrita en forma epistolar, los «impuros deseos» de un prelado por una joven, que le llevan a encerrarla en los clabozos del Santo Oficio para «ablandarla», presenta en el cruce de diversas correspondencias la inhumanidad y la depravada conducta del arzobispo de Sevilla y del Inquisidor General, con el proposito de denunciar la intolerancia religiosa.