Creación atribuida a Tirso de Molina, fue la fusión de del carácter dramático del seductor profesional, arrogante y fascinador, que ha dado nombre a todo un género de burladores amorosos, con el elemento sobrenatural, con el felicísmo recurso escénico de la intervención de la estatua animada y vengadora, que extermina al libertino impenitente, escarnecedor de los muertos y retador de la eterna justicia.