De todos los juegos que los niños son capaces de idear para darle salida a su imaginación, quizá ninguno les ofrezca más posibilidades de fantasear que aquel que implique la imitación. Ser este o ese otro. Ser más grande, o más tierno, o más fuerte, o más malo. En ese mundo, donde los límites los marcan tan sólo la timidez y la risa, el chico es y no es él mismo, es un encuentro mágico. ¿¿Así?? es eso.