La Parte Maldita puede leerse como clave para estructurar un proyecto mayor: dar cuenta por un lado de los procesos de formación de la subjetividad humana , revisar la situación presente del hombre involucrado en las operaciones de gastos útiles o inútiles, serviles o soberanos; y postular una programática: recuperar la soberanía, no ya como prerrogativa de los estados, sino como la conquista de todos aquellos que alguna vez poseyeron la magia de lo sagrado... (J:F:)