Juana, nada casualmente, fotografía dos elementos que representan el trabajo femenino: chiles y textiles. Ellos ámbitos de la reproducción familiar; el cuidado del huerto, la preparación de los alimentos, el pastoreo y la confección de vestir, y también la satisfacción de dos necesidades humanas básicas: comer y vestir.
La intensa combinación de los colortes y los contrastes de las texturas y de elementos tan sencillos y familiares, revelan la intuición estética de la fotógrafa.
Pone ante nuestros ojos la belleza de los espacios públicos y privados del quehacer de la mujer indígena y su relación con lo efimero y lo durado.
A través de estas imágenes, Juana nos brinda otra perspectiva del chile, estimulante e imprescindible complemento de la comida mexicana, y la redimension de nuestros sentidos, pues nos hace apreciar la belleza en lo cotidiano; estrategia fundamental para ver la vida con otros ojos.