En tanto mas pobre, elemental y astroso es un circo, es más poético y expresivo. Los maravillosos cirqueros que dibujó el joven Picasso en su Periodo Rosa y que inspiraron poemas de Rilke, no sólo son todos pobres, sino que se mueven en un espacio desolado. Tienen ese aire tristón, indeciso y desamparado de las afueras de una ciudad, aire de límite vacilante, de tierra de nadie.