protagonista, desde la reflexión sincera, a la empresa y a las personas que en esa moderna institución laboran.
Estos tres ensayos encierran en sus páginas una profunda fe en los valores y en el papel central que el hombre debe jugar en las instituciones. Son textos al servicio de unas ideas y quieren ser prácticos. No he querido filosofar desde las alturas porque como escribió Aristóteles, el mejor tratado de moral es siempre un tratado práctico. Mi propósito, porque de eso se trata, es desentrañar el papel (y el misterio) de la persona en la moderna organización llamada empresa. Juan José Almagro