Felipe V escribió esta pequeña obra en 1683, teniendo tan solo diez años. Su contenido es verdaderamente infantil, pero tiene un extraordinario valor porque muestra una precocidad creacional extraordinaria y porque hace notar que hasta los niños se entusiasmaban -y pueden entusiasmarse- con El Quijote. La presente edición consta de dos partes: reproducción facsimilar (del ms. 370 de la Biblioteca Nacional) y su correspondiente transcripción.