A partir de una hermosa metáfora que va tejiendo una alegoría de la literatura, Ethel Krauze nos invita a su casa más íntima, la casa de su vocación y de su devoción, aquella en la que habita el misterio fascinante de la ficción literaria. Nos ofrece la llave, nos coloca al piso bajo los pies, nos abre las ventanas de par en par, nos muestra las puertas que nos conducen al interior. Al poner este libro en nuestras manos, con el sello característico de su frescura y creatividad, la autora nos ofrece no sólo una luz que guía, sino, sobre todo, una revelación.