Desde sus inicios la lógica predominante de la moda ha sido la producción de signos distintivos por parte de un grupo social prestigioso, que en cuanto comienzan a imitarse por fuera de ese conjunto privilegiado deben ser cambiados por otros novedosos que los reemplacen simbólica y materialmente, a fin de garantizar las diferencias con otros grupos sociales y entre las distintas clases.