Toda la actividad literaria de Ariosto converge en "El furioso", iniciado hacia 1505, cuando el poeta contaba sólo con algunos experimentos líricos en latín y en vulgar, y redactando en su aspecto definitivo un año antes de su muerte, en 1532. Ariosto apostó sus cartas por este solo poema; posiblemente intuía que estaba escribiendo la obra más alta y significativa del Renacimiento italiano.